lunes, 14 de diciembre de 2009

MARTA MINUJIN

"Las grandes obras las crean los genios locos, las ejecutan los luchadores natos, las disfrutan los felices cuerdos y las critican los inutiles cronicos" Le Corbusier


Nacida el 30 de enero del año 1943 en el barrio porteño de San Telmo, se ha convertido en una de las artistas plasticas mas reconocida
Comenzó sus estudios en las escuelas nacionales de bellas artes de Buenos Aires. Presentó su primera exposición personal en 1959 en el Teatro Agón. En 1960 obtuvo una beca del FNA que le permitió instalarse en París, donde participó en la muestra Pablo [Curatella] Manes y treinta argentinos de la Nueva Generación.

La Destrucción - su primer happening realizado en 1963.
Texto e imagenes pertenecientes a la pagina oficial de Marta Minujin

Para esta obra utiliza piezas elaboradas con colchones, e invita a un grupo de artistas a "destruirlas" creando una obra propia sobre ellas. Posteriormente, un verdugo las destroza con un hacha y Minujin las quema, mientras libera 500 pájaros y 100 conejos entre los participantes. La artista desarrolla esta vía del happening, basada en acciones simultáneas y en situaciones "fuera de control", con gran participación y apuesta a la creatividad del público, en otros eventos similares realizados poco después, como Suceso Plástico (1965), un aquelarre de motociclistas, musculosos, mujeres gordas, parejas de novios atados, pollos, lechuga y harina que tuvo lugar en el Estadio de Peñarol de Montevideo (obra por la cual Marta Minujin no pudo volver a ingresar a Uruguay por varios años) y Happening, del mismo año, ejecutada en el programa "La Campana de Cristal" que se emitía por el Canal 7 de televisión.

De similares características e ideología, Minujín y Warhol compartieron una amistad cuando se conocieron una galería de arte, durante su estancia en Nueva York. Junto a él compartió el ambiente artístico de la época.

PAGO DE LA DEUDA EXTERNA ARGENTINA A ANDY WARHOL (1985) Exit Art. New York. Estados Unidos.Performance en la que Marta Minujín paga la deuda externa argentina a Andy Warhol con choclos, el oro latinoamericano

Estuvo ligada al movimiento hippie y a la psicodelia. Tiene más de cincuenta esculturas esparcidas por las capitales del mundo. Entre ellas, las más representativas y famosas son:
El “Obelisco acostado” (1978) en la Bienal de San Pablo.


La “Operacion Perfume” (1971) en Buenos Aires y varias replicas en varios paises.
El “Obelisco de Pan dulce” (1979) durante la Feria de las Naciones, Buenos Aires.
La “Torre de pan de Joyce” (1980)

El “Carlos Gardel de Fuego”: una estructura metálica reproduciendo la imagen del cantor, rellena de algodón que fue prendida fuego, como arte efímero. Medellín, Colombia. (1981)
La “Venus de queso” (1981)
El “Partenón de libros”: una reproducción del Partenón de Atenas constituído en libros. (1983)
Sus happenings y obras de arte efímero en general apuntan a la respuesta del espectador, y generalmente producen controversia y comentarios en los medios masivos de comunicación.

PROTAGONISTA Y TESTIGO DE UNA EPOCA

Publicado por la revista Rolling Stones en mayo del 2008

.... "A fines de los 60, yo iba y venía. En mayo del 68 estaba en Nueva York. Ahí no existía el estrés. La revolución hippie fue tan extraordinaria que las cosas no te estresaban, porque uno lo pasaba a un plano espiritual y apolítico. Todo era de todos, la violencia se respondía con flores.
Eso pasaba en mayo del 68. Lo que pasaba en Francia nos llegaba por los medios de comunicación. Me impactó muchísimo, era la revolución del poder de la gente joven. En Nueva York, todos vivíamos así, desafiando lo establecido, sin dinero, ¡sin dinero! ¡Quemábamos el dinero! Escuchábamos Jimi Hendrix, Beatles. Los Rolling Stones nos parecían más violentos. Eramos todos hippies. Era una revolución en que las galerías de arte eran “uptight”, tensas, mala onda. La revolución era amor, los pelos largos, las barbas, vestirse con las cosas de la India, usar sandalias, comer comida macrobiótica.
Pero el hippismo en Estados Unidos era diferente de lo que estaba pasando en Francia con los estudiantes. Para empezar, en Nueva York nadie estudiaba, era la universidad de la vida, se volvía a vivir como si fuéramos los griegos clásicos. Se estaba creando toda una nueva sociedad. En ese marco, nos enteramos del Mayo Francés, que era otra forma más en la que los jóvenes estaban quebrando las estructuras convencionales, lo establecido. Pero lo de Francia era muy distinto: nunca hubo hippies en Francia. Mayo del 68 tenía que ver con la rebelión política. Para mí, mucho más importante fue la revolución hippie.
Recién en septiembre de ese año hice mi muestra Importación / Exportación en el Di Tella, que era una burbuja que nada que ver con nada, típicamente argentina, típicamente porteña. Era una ola espiritual. Yo importé el hippismo a la Argentina, transformé todo el Instituto en un templo hippie con Hare Krishnas –todos vestidos con túnicas rosas–, arabescos fosforescentes en el piso y un cubo plateado, con humo y luces y lámparas de estrobo. También los invité a tocar a Almendra y Manal en un concierto que organicé. La otra parte era exportar toda la cultura argentina, pero no se hizo porque se cerró el Di Tella. El Instituto a mí me parecía un poco establishment, porque tenía que regirse por lo que pasaba afuera, que era una dictadura, aunque se hiciera lo posible. Tiraban bombas, protestaban contra nosotros. A mí del Florida Garden me echaron por caminar descalza.
Cuando estaba en Nueva York, yo vivía en un departamento sola porque tenía una beca. Todos los días nos encontrábamos a dibujar en el Central Park, en el hueco de un gran árbol, leíamos poemas de William Blake, cantábamos, yo filmaba en súper 8, nos cambiábamos la ropa, todo era de todos, bailábamos danzas tribales. Vivíamos en un picnic constante. Había algunos infiltrados que eran líderes políticos, pero el arte no puede ser político. La plata se ganaba de noche, en las discotecas. Yo pintaba diapositivas a mano y las proyectábamos; era arte psicodélico. Los hippies queríamos un mundo ideal y mágico. Siempre habíamos pensado en eso de “La imaginación al poder”, que fue el lema del Mayo Francés, ¡pero sin poder! Esa era la diferencia con ellos: en el hippismo nadie quería ningún poder, estaba más allá de la política y más allá de todo. Era una revolución espiritual".

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